miércoles, 24 de junio de 2009

Ovidio lo dijo!

En la charla que generó el Top 20 de anoche, recordé una parte de un texto que leí hace mucho y releí este fin de semana. Ovidio dio la mejor definición sobre las promesas, y no solo hay que tener en cuenta esto para el arte de amar, sino para todo...

"No economices el prometer, que al fin no arruina a nadie, y todo el mundo puede ser rico en promesas. La esperanza acreditada permite ganar tiempo; en verdad es una diosa falaz; mas nos complace ser por ella engañados. Los presentes que le hubieses hecho podrían incitarla a abandonarte, y por lo pronto se lucraría con tu largueza sin perder nada. Confíe siempre en que le vas a dar lo que nunca pensaste; así un campo estéril burla mil veces la esperanza del labrador, así el jugador empeñado en no perder, pierde a todas horas, y sus ávidas manos no sueltan los dados que le prometen pingües ganancias. Lo principal y más dificultoso es alcanzar de gracia los primeros favores; el temor de darlos sin provecho la inducirá a seguir concediéndolos como antes; dirígele tus billetes impregnados de dulcísimas frases, con el fin de explorar su disposición y tentar las dificultades del camino. Los caracteres trazados sobre un fruto burlaron a Cidipe, y la imprudente doncella, leyéndolos, se vió cogida por sus propias palabras.
Jóvenes romanos, os aconsejo que no aprendáis las bellas artes con el único objeto de convertiros en defensores de los atribulados reos; la beldad se deja arrebatar y aplaude al orador elocuente, lo mismo que la plebe, el juez adusto y el senador distinguido; pero ocultad el talento, que el rostro no descubra vuestra facundia y que en vuestras tablillas no se lean nunca expresiones afectadas. ¿Quién sino un estúpido escribirá a su tierna amiga en tono declamatorio? Con frecuencia un billete pedantesco atrajo el desprecio a quien lo escribió. Sea tu razonamiento sencillo, tu estilo natural y a la vez insinuante, de modo que imagine verte y oírte al mismo tiempo. Si no recibe tu billete y lo devuelve sin leerlo, confía en que lo leerá más adelante y permanece firme en tu propósito. Con el tiempo los toros rebeldes acaban por someterse al yugo, con el tiempo el potro fogoso aprende a soportar el freno que reprime su ardor. El anillo de hierro se desgasta con el uso continuo y la punta de la reja se embota a fuerza de labrar asiduamente la tierra. ¿Qué más duro que la roca y más leve que la onda? Con todo, las aguas socavan las duras peñas. Persiste, y vencerás con el tiempo a la misma Penélope. Troya resistió muchos años, pero al fin cayó vencida. Si te lee y no quiere contestar, no la obligues a ello; procura solamente que siga leyendo tus ternezas, que ya responderá un día a lo que leyó con tanto gusto. Los favores llegarán por sus pasos en tiempo oportuno. Tal vez recibas una triste contestación, rogándote que ceses de solicitarla; ella teme lo que te ruega y desea que sigas en las instancias que te prohibe. No te descorazones, prosigue, y bien pronto verás satisfechos tus votos. En el ínterin, si tropiezas a tu amada tendida muellemente en la litera, acércate con disimulo a su lado, y a fin de que los oídos de curiosos indiscretos no penetren la intención de tus frases, como puedas revélale tu pasión en términos equívocos. Si se dirige al espacioso pórtico, debes acompañarla en su paseo, y ora has de precederla, ora seguirla de lejos, ya andar de prisa, ya caminar con lentitud. No tengas reparo en escurrirte entre la turba y pasar de una columna a otra para llegar a su lado. Cuida que no vaya sin tu compañía a ostentar su belleza en el teatro; allí sus espaldas desnudas te ofrecerán un gustoso espectáculo; allí la contemplarás absorto de admiración y le comunicarás, tus secretos pensamientos con los gestos y las miradas. Aplaude entusiasmado la danza del actor que representa a una doncella, y más todavía al que desempeña el papel del amante. Levántate si ella se levanta, vuelve a sentarte si se sienta, y no te pese desperdiciar el tiempo al tenor de sus antojos.
Tampoco te detengas demasiado en rizarte el cabello con el hierro o en alisarte la piel con la piedra pómez; deja tan vanos aliños para los sacerdotes que aúllan sus cantos frigios en honor de la madre Cibeles. La negligencia constituye el mejor adorno del hombre. Teseo, que nunca se preocupó del peinado, supo conquistar a la hija de Minos; Fedra enloqueció por Hipólito, que no se distinguía en lo elegante, y Adonis, tan querido de Venus, sólo se recreaba en las selvas. Preséntate aseado, y que el ejercicio del campo de Marte solee tu cuerpo envuelto en una toga bien hecha y airosa. Sea tu habla suave, luzcan tus dientes su esmalte y no vaguen tus pies en el ancho calzado; que no se te ericen los pelos mal cortados, y tanto éstos como la barba entrégalos a una hábil mano. No lleves largas las uñas, que han de estar siempre limpias, ni menos asomen los pelos por las ventanas de tu nariz, ni te huela mal la boca, recordando el fétido olor del macho cabrío. Lo demás resérvalo a las muchachas que quieren agradar y para esos mozos que con horror de su sexo se entregan a un varón."

Jajaja! Puse un poco de más... y lo marqué, porque me causó mucha gracia... de nuevo.

8 comentarios:

Ssss dijo...

Mails con intimidades: 15 boludos
Lista de pavadas: 5 boludos
Texto romano: 0 boludos
Que los boludos se callen: no tiene precio
Para todo lo demas, existe carlos.

Conta Dora dijo...

Ssss: Gracias por no hacer de este un post patético.

Besos!

César dijo...

Pará che que no puedo llegar a leer todo :P . Y perate que yo a Ovidio lo conozco!! A Corina también! Uno de mis tíos tiene "Tristes" que lo consiguió cuando estuvo en Madrid, recuerdo haberlo chusmeado pero hace mucho ya, era chico.

Mi pelo se lo entrego a una hábil mano, el peluquero al que voy es genial en el arte de cortar cabelleras, un espectáculo, a veces voy los sábados para verlo cortar a las viejas que reservan (esto último puede que tenga tinte apócrifo).

Besos!

Javier Pallero dijo...

Un groso y un clásico.
Buscá lo que dicen los maestros zen.
Se re cuelgan también con las promesas...un abrazo!

Conta Dora dijo...

César: Bien, si lo leíste.

Karmakiller: Está bueno Ovidio... aunque dicen que no lo estaba.

Besos!

Brisa dijo...

Che no se quien es Ovidio,pero me muero con lo de los pelos por la ventana de la nariz,a bueeeeeeeno,ya está como el profe de lengua(bat...)sabes quien conta!q cuando leia las poesias se emocionaba y respiraba como un bufalo!!!!!jajjajajajjaj y con EEE,le veiamos la nariz de abajo,q asco!!!!!

Conta Dora dijo...

Brisa: Ssss te va a explicar con gusto quien es Ovidio.
juajua! Lo del profe de lengua, que ascoooo... ayer con las chicas nos acordamos de su traje con olor a chivo!

Besos!

Acerbus dijo...

Muy bueno el extracto del gran poeta Ovidio. Resultó ser un filtro de intelectuales.