miércoles, 22 de febrero de 2012

Cordobeseando.

Y de pronto, la vida me trajo a Buenos Aires, donde disfruto de su humedad... y de las buenas compañías de mis amigos. Al final, no extraño mucho Córdoba porque no me dejan. Siempre visitas, si no son amigos que vienen desde la docta, son amigos que viven en porteñolandia.
Siempre pensé que vivir sola era lo más, porque iba a bajar de peso al comer sano. ERROR, engordé un montón, gracias a que hago pizzas y empanadas en cantidades industriales (Henry Ford estaría orgulloso de mi). Asimismo, sumemos el fatídico 2x1 de Volta, que me hace tomar helado como si fuera el fin del mundo.
Este fin de semana, volveré a la docta a hacer de las mías... comenzando con un festejo de cumpleaños, siguiendo con un ajuste de mis brackets, luego una subida de montaña por las sierras, continuando con un asadito para reponer las energías, y terminando con lo más importante: me teñiré el pelo.
No hay nada más (ni menos) interesante para contar... pero por lo menos, lo escribo.