lunes, 24 de enero de 2011

El taxista místico.

Domingo 4 AM. Ciudad de Córdoba, Provincia de Córdoba. Llamado al radio-taxi desde casa de Liza, porque la edad hizo estragos, y tenía sueño. Tras darle de comer a un gatito de 3 meses abandonado en el umbral de la casa de Liza, llegó el Sr. taxista.
Me introduzco (?) en el vehículo, éste arranca, y no funciona el taxímetro. Dorita tiene miedo... será el loco del serrucho?? Y si es un violador?? (fuera Brad Pitt me dejo), No será la reencarnación del Petiso Orejudo? Mi vida se hace un flash... pienso que la hamburguesa que rechacé esa noche podría haber sido la última de mi vida.
El taxista comenzó a relatar que el vehículo estaba destrozado, porque el dueño no lo arreglaba nunca, que tenía dos gomas pinchadas, el taxímetro roto, etc. Atiné a decirle "no estará engualichado?".
En ese trágico momento, comenzó el monólogo del taxista, que comenzó con un "No está engualichado, sino que esto pasa desde hace dos meses, cuando me volví a alejar del Señor. Vos no sabés, pero estuve alejado de Él durante 20 años, y volví a acercarme."
"Yo antes era fanático de Hitler, leí su libro mei kemp (mi oído sangró con la mala pronunciación alemana, no pude con mi genio y lo corregí), y odiaba a los judíos, hasta que el Señor me hizo leer la biblia y aprendí que era un estúpido y que el pueblo elegido era el judío, y nosotros los cristianos nos habíamos salvado gracias a ellos, porque Él mandó a Cristo para salvar a los judíos"
Yo escuchaba, decía algún "ajá", pero temía que en cualquier momento, me empalara con una cruz, o le diera el delirio místico y le sangraran los estigmas.
El hombre seguía diciendo que admiraba que los judíos no nombraban a Dios por su nombre, sino por "Él" ya que era un insulto reducirlo con un nombre, porque lo asemejaba a una persona, y era tan grande que no estaba bien...
Por suerte, ya llegábamos a mi casa, así que antes de saltar del taxi en movimiento, le dije que frenara en la casa blanca. Al hacerlo, el hombre dijo "la semana pasada vine a buscar a una señora para llevarla al aeropuerto" le dije "que bien!". Pagué menos de lo que usualmente pago, me bajé y al día siguiente, le pregunté a ContaMadre sobre el taxista, y me dijo "si, no sabés el miedo que me dio, hablaba de la biblia, Dios y los judíos, pero no lo hacía de forma natural, sino como posesionado!"
Lo bueno, es que no fue el alcohol que me hizo percibir mal los dichos del tachero.

jueves, 13 de enero de 2011

Empezando a escribir.

Estaba mal acostumbrada con pasar año nuevo en CABA, pero como las tradiciones son para romperlas, este año, lo pasamos en Córdoba, pero enero sin Buenos Aires no iba a ser algo bueno, así que me organicé con una amiga y partí hacia la ciudad donde Dios atiende.
El viernes, fecha de llegada a CABA, entre otras personitas, tuve el placer de conocer a Gaby Cuenteando, quien me llevó a conocer el Museo de Bellas Artes (si, pasé muchas veces por la puerta pero nunca me digné a entrar.
Como el calor lo ameritaba, fuimos al Hard Rock a tomar algo refrescante, Gaby bebió algo con frutos rojos (no me pidan detalles, que los de ella) y yo tomé jugo de pomelo (el trago más rockero, aunque no estaba dedicado a mi ídolo de rock). Cuando llegó el momento de pagar, solicitamos la cuenta, y nadie nos la entregó. Esperamos así un tiempo prudencial, hasta que decidimos apersonarnos en la caja. Los empleados del local hablaban entre ellos, y de pronto, nos sentimos demasiado invisibles. Empezamos a reirnos y le dije a Gaby "en La Nación On Line, recomendaban que si no te dan la cuenta, te vayas sin pagar, así aprenden". Pero como Gaby es una chica buena, me convenció (?) de pagar. Cuando le dije al mozo que se dignó a dirigirnos la palabra que nos estábamos yendo sin pagar, el tipo dijo "y bueno, yo no soy el dueño". Un amor de muchacho... para más info, dirigirse aquí!
Esa noche, salí con otro amigo, kien me llevó por la mala senda, y kien al entregarme su presente, me robó mi corazón! Aunque esa noche me piqué bastante, lo que hizo que al día siguiente durmiera hasta el mediodía, justo para esperar a mi amiga, que estaba arribando, para empezar con un arduo fin de semana de salidas.
A la tarde nos reunimos con un grupo de amigos, cerveceamos hasta llegar al punto de caminar como pisando huevos, pero no lo suficiente para impedirnos ir más tarde a bailar a Terrazas, donde nos encontramos con más amistades, y me sucedió la cosa más rara: un pibe me sacó a bailar (esto es raro, pero no tanto como lo que sigue) y después, me pasó su lengua por mi nuca. Esto hizo que diera un paso hacia mi adelante y lo dejara bailando solo. Mucho asco.
Tras ir a desayunar con unos pibes que acudieron exclusivamente hacia ese lugar para buscarnos, nos fuimos a dormir, para tener un domingo tranquilo, solo de chicas, en Ramos.
A la noche, como todavía era temprano, fuimos a Persicco a tomar un heladito, nos sentamos en una de las mesas de afuera, donde había media torta de chocolate... y un par de brownies. Como somos personas que conocemos del hambre del país, decidimos que eso no iba a quedar impune, no se puede tirar la comida, así que comimos las sobras (si, muy ratas, pero lo hicimos), pero estaban tan ricas!!! Hasta que llegó el mozo del café de Persicco y nos retiró los bocados.
El lunes, último día, desayunamos en Starbucks. No se que tanto espamento, es un café normal, como en cualquier otro lado, salvo que le ponen tu nombre y es servido en una cartulina (aunque no tiene el sabor a quemado del café del McDonald's).
Como sigo con fiaca bloggeril, corto acá :P